Montepinar se transforma en un resort...!

Continúan los problemas económicos de la comunidad. El conserje y el jardinero siguen en huelga por no cobrar, y encima hay una cuadrilla de albañiles reparando los desperfectos provocados por el fontanero loco del capítulo anterior. La necesidad económica es acuciante y un intento de derrama acaba en fracaso absoluto. Aprovechando que Goya y Vicente se van de crucero, a Antonio se le ocurre la idea de captar a unos turistas en al aeropuerto y hacer pasar el edificio por un hotel de lujo.

Maite, harta de la presencia de Amador en casa, le pide el divorcio, cosa que descoloca a éste. Asesorado por Javi y Lola, decide cambiar de táctica y mostrarse sensible, cariñoso, comprensivo y romántico. El problema es que aparece Suso, el ex novio traumatizado de Maite, al que dejó por estarse quedando calvo. Al hombre le ha ido muy bien en la vida y se convierte en una alternativa sentimental para Maite, sobre todo después de haberse injertado pelo. A Amador le resulta complicado mostrar su nueva actitud, sobre todo cuando Sergio se suma a la fiesta con un renovado interés por su hijo biológico. El motivo no es más que prepararse un papel de cine que le han ofrecido en el que su personaje se enfrenta a una situación casi idéntica a la de su vida real. Maite, a punto de dar a luz, pasa de no tener a nadie a encontrarse con tres hombres a su servicio.

Goya tiene una discusión con Berta sobre el estatus y se inventa que se va de crucero con Vicente por las islas griegas. Su plan es encerrarse en casa con provisiones y una lámpara de rayos Uva durante la semana que se supone dura el crucero. Su plan se tuerce cuando los vecinos les meten a dos turistas en casa y tienen que esconderse en el armario.

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