sábado, 12 de julio de 2008

Rápido y limpio el quinto encierro en Pamplona

Los ejemplares de Jandilla afamados por causar varios empitonados en los encierros, en esta ocasión no dejaron a su paso heridos graves

El quinto encierro de Pamplona fue rápido y limpio. Los ejemplares de Jandilla afamados por causar varios empitonados en los encierros, en esta ocasión no dejaron a su paso heridos graves.

La manada corrió unida a lo largo del tramo de la cuesta de Santo Domingo. A partir del inicio de la Estafeta los astados se dividieron y permitieron hacer a los mozos carreras largas y espectaculares.

Transcurridos dos minutos y 36 segundo el cohete anunció que todos los astados habían ingresado a la plaza de toros y el final del encierro.

Este encierro fue rápido, ya que en promedio los toros realizan el recorrido, que es de 848 metros, en aproximadamente tres minutos 55 segundos.

De acuerdo con un informe preliminar del Servicio Navarro de Salud, esta mañana tan solo hubo dos traumatismos en la calle de la Estafeta. Los contusionados fueron trasladados al Hospital de la Virgen del Camino.

Este es el primer encierro en el que el Hospital de Navarra, sitio al que se trasladan la mayoría de los heridos durante la carrera, no ha recibido hasta este momento ningún lesionado.

Los encierros más trágicos en la historia de los sanfermines hasta el día de hoy, fueron el 10 de julio de 1947 y el 13 de julio de 1980, en ambos hubo dos muertos durante la carrera.

En el encierro de hoy el primer momento de peligro se vivió en la plaza del Ayuntamiento, cuando un mozo se acercó mucho a los astados y cayó al suelo.

Sin embargo, el momento de mayor peligro se vivió en la bajada al callejón, cuando el último burel de la manada la emprendió contra el lado derecho del vallado, en donde se encontraban varios corredores.

Este toro puso su pitón a la altura de la cabeza de un mozo, al que finalmente no lastimó. El momento generó, sin embargo, momento de mucha tensión para los pastores que se encargan de arriar a los morlacos a lo largo de su trayecto hacia la plaza de toros.

Este último tramo del recorrido suele ser de mucha peligrosidad debido a que el ancho de la calle se reduce de forma notable lo que genera un efecto de embudo y montones tras la caída de los mozos.

Desde hace algunos años, en la plaza de toros de Pamplona se han construido unas 'gateras' justo a la entrada al callejón, que tienen como finalidad jalar hacia los lados a los mozos que caen en este tramo de la carrera, dejando el camino despejado.

Desde la madrugada de este día miles de personas buscaron hacerse de un buen sitio en el vallado para poder contemplar el encierro. Mucha gente hizo la tradicional 'empalmada', es decir, de la juerga nocturna se dirigieron al sitio desde el cual contemplarían la carrera.

El Ayuntamiento espera una mayor cantidad de corredores durante el próximo fin de semana. Cualquier día de la semana el encierro suele tener un aproximado de dos mil corredores que sube a tres mil 500 el fin de semana.

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